CUANDO ROCKY Y YO SUBIMOS LAS ESCALINATAS
La ciudad que nunca duerme
Hace aproximadamente siete años (2015), me fui a Nueva York. Yo solo. Siempre había tenido el sueño de ir a Nueva York en pareja y casarme allí, además como había estudiado la asignatura de Derecho Internacional Privado, luego podría convalidarlo aquí en España yo mismo, pero…si la vida te da limones, haz limonada. Así que me planté en la Gran Manzana soltero y entero.
Dicen que a Nueva York hay que ir una vez en la vida. Cuando vas allí, si puedes permitírtelo, te das cuenta que debes ir una vez cada año. Nueva York reúne dos de las pasiones de mi vida. El cine y las tendencias. Nueva York es un gran plató de cine como decía, cada lugar, parque, esquina, fachada, te recuerda a una escena de una película. Incluso su aire, melancólico, de una ciudad que nunca se está quieta, me sumergía en la filmografía de Woody Allen sin buscarlo. Y, por otro lado, como decía, las tendencias. Lo que vieras en Nueva York (hablo de negocios o estilo de vida) llegará tres o cuatro años después a Europa, como mínimo.
¿La gran mentira?
Vengo a hablar de esto por varios motivos. Este es un blog en el que me gusta comentar experiencias sobre el mundo del emprendimiento. En EEUU en general y en Nueva York en particular, prima la idea de que cualquiera puede llegar a ser millonario si tiene una buena idea. Si eres bueno, si vales, llegarás donde tú quieras. Y la tienen grabada a fuego.
De hecho, “Rocky” (1976) habla de eso, de que un cualquiera puede llegar a ser el más grande. Todo puede ocurrir en la tierra de los sueños. Crecí viendo esa película, y todas sus secuelas. Y sigo viéndolas a día de hoy, vamos por “Creed III” (2023), que ya no ha contado con Sylvester Stallone, lo cual me disgusta. Pero hay que llevar cuidado con el mensaje, porque está tergiversado habitualmente.
Estados Unidos es el máximo exponente del Capitalismo hoy en día. Al Capitalismo le interesa que interiorices el siguiente mensaje: “Tú puedes ser el siguiente en estar en la cumbre, en términos económicos si quieres, el próximo millonario”. Al Capitalismo le interesa que no se pierda el relato, que mantengas la esperanza en alcanzar El Dorado, eso sí, mientras, debes esperar tu turno aceptando varios trabajos precarios, pidiendo préstamos para perseguir tu sueño o renunciando a tu salud directamente (actualmente Estados Unidos es el país que más casos de suicidios registra en pacientes con cáncer diagnosticado, con el fin de no endeudar de por vida a sus familiares y amigos).
Hoy en día, numerosos influencers en Tik Tok o Instagram, te venden a un módico precio un curso para ser igual de “millonarios” que ellos. Humo. Pero de eso hablaremos en otra entrada.
Lo que más importa es la marca personal
El tema con “Rocky” es que el mensaje no es que un desconocido llegue a triunfar, en este caso, en el deporte del boxeo. Si te fijas bien, a Rocky, le toca la lotería. Sí, el argumento es el siguiente. Apollo Creed, el campeón mundial de los pesos pesados, recibe la noticia de que McLee Green, el que iba a ser su próximo oponente, se ha roto la mano. Dado que el resto de boxeadores libres rechaza el combate y sólo quedan cinco semanas para que se dispute, Apollo sopesa la idea de escoger a un boxeador desconocido para darle la oportunidad de combatir por el título. Repasa la escena pugilística de Filadelfia y elige que su rival sea Rocky, por la simple y única razón de que le ha gustado el apodo del italo-estadounidense: "El Potro Italiano". Moraleja: fíjate hasta donde es importante el Marketing. Siempre, repito, siempre, esfuérzate en hacer un buen BRANDING (mi consejo).
Por tanto, Rocky es un luchador, entrena, no se rinde, lucha por su sueño, SÍ, pero antes ha tenido SUERTE. En el manual de estilo del “Capitalismo” solo hay una palabra que está prohibida pronunciar, sí, SUERTE. Te la repito. Suerte significa que, de un conjunto de posibilidades, la tuya sea la escogida. Sé que muchos influencers viven de decir que la suerte NO EXISTE, que tú provocas la suerte, etc... pero precisamente porque siguen el libro de instrucciones del Capitalismo, del que ell@s viven.
Y sí, como bien se ve también en “Rocky”, antes y después de la suerte, por supuesto, hay detrás mucho TRABAJO.
Y siendo, tan fan de Rocky, me fui a Philadelphia. Aquí me tienes (foto de cabecera).